Antes del e-mail, la gente se enamoraba escribiendo a mano.
Había que garabatear un poema (en general, robado de Bécquer), prometer felicidad, perfumar la hoja a rayas, ensobrar, estampillar y dejar en el buzón de la estafeta de correos. Era un mensaje sin tracking que podía tener respuesta en semanas o meses. La carta podía perderse o volver con malas noticias.
A veces se desconocía el rostro del enamorado, y había que juntar coraje para pedir una foto.
Muchos niños nacieron gracias a la eficiencia del servicio de correos. Otros se fueron por el inodoro.
¡En Caca Wars usted podrá volver a enamorarse y escribirle a su amada/o!